Entre mediados de la primavera y hasta el final del verano, es la mejor época para degustar las sardinas. En ese momento es cuando tienen toda su grasa y resultan una delicia simplemente cocinadas a la brasa, su versatilidad nos deja recetas como esta de sardinas en escabeche:

Ingredientes:

– 4 sardinas medianas
– 200 ml de aceite de oliva virgen
– 75 ml de vinagre
– 75 ml de vino blanco
– 4-5 dientes de ajo
– Orégano
– Tomillo
– Pimienta negra en grano
– Una cucharada de pimentón dulce
– Sal
– Una hoja de laurel
– Harina

Preparación:

Como siempre os decimos a la hora de hacer una receta de sardinas, hay que intentar comprar unas buenas sardinas frescas para que el plato salga lo mejor posible. Aunque la mejor época para comer sardinas es la época de verano, las podemos encontrar todo el año en las pescaderías, así que puedes prepararlas cuando quieras. En este caso las sardinas en escabeche es mejor prepararlas con sardinas no demasiado grandes, mejor si son de tamaño mediano.

Limpiaremos las sardinas antes de nada, como lo hacemos siempre, es decir, raspándolas para quitarles las escamas, y esta vez le quitamos también las cabezas con una tijera, y les sacamos las vísceras. Al acabar las lavamos bien abundante agua bajo el grifo, para dejarlas bien limpias, y la dejamos escurrir. Después le echamos sal por encima y las pasamos por harina, para enharinarlas bien. Ponemos una sartén a calentar, con el aceite de oliva virgen, para freír levemente las sardinas en ella, a fuego intenso, hasta que se doren por fuera. Después las dejamos sobre papel absorbente.

Colamos el aceite si fuera necesario, para quitarle la harina que hubiera quedado en el fondo, y el mismo aceite vamos a freír los dientes de ajo pelados, junto con una hoja de laurel, un poco de orégano y tomillo y 10-12 granos de pimienta negra. Mantenemos unos 4 o 5 minutos a fuego suave y después agregamos el vino blanco y el pimentón dulce, subimos la intensidad del fuego y cuando empiece a hervir dejamos un par de minutos y bajamos de nuevo a fuego

Colocamos las sardinas en un recipiente de barro o cualquier otro recipiente que tengas, y sobre ellas vertemos el contenido de la sartén sin dejar que se enfríe, para cubrirlas bien por completo. Dejamos templar a temperatura ambiente y después metemos en la nevera y dejamos al menos hasta el día siguiente. Antes de comerlas las sacamos un buen rato antes para que pierdan el frio y las podamos comer templadas, lo que podemos hacer así directamente o acompañándolas con pan o con una ensalada por ejemplo.

 

Fuente: pescadorecetas.com

Imagen: Okdiario

Ir al contenido